Jamás pude hacer una dieta. Jamás pude hacer una dieta coherente ni estar con un pibe durante mucho tiempo sin encariñarme. Nunca pude hablar con alguien mas de diez minutos sin cuestionarme, al menos una vez, que pensaba de mí. No pense ninguna vez en hacer algo razonable y que ayude más a otras personas que a mí, sin dejarme crédito ni hacerme "figurita". Nunca me quedé al lado de una persona que a los demás no les guste. Si me hacía mal con algo, en el fondo, era porque yo quería, y algún beneficio personal de eso sacaba. Cualquier viaje que hice, necesitaba sacar fotos para publicarlas en las redes sociales, y de alguna forma, demostrarles a todos (a nadie, en realidad) que era feliz. Nunca logre algo sin decirlo para todos lados. Y finalmente, NUNCA, NADIE, EN TODA MI VIDA, me logró conocer, porque en mi vida le he dicho a alguien lo que en realidad sentía sobre todo. Ese tipo de sentimientos raros que te da miedo admitir, siquiera a la persona más cercana, por temor a que se alejen, que te tomen de loca, o de provocar rechazo.
Saben por que? porque llevo constantemente una vida de plástico, intentando esconderme atrás de algo para tapar lo que soy. No es lindo. No es divertido decir que me divierto, valga la redundancia, saliendo a bailar con mis amigas, cuando en realidad la paso como el orto si no estoy intoxicada en alcohol y otras cosas. Tampoco es divertido decir que todo me chupa un huevo, cuando en realidad hasta el mas mínimo detalle que tenga que ver conmigo va a tener, de una forma u otra, alguna repercusión en mi persona, para bien o para mal. La peor parte es la constante comparación mental, inconsciente, entre todo el mundo corporal, academica, mental, y básicamente cualquier aspecto de un ser humano terminado en mente, que tanto desgaste mental me provoca, y obviamente un constante malestar que no me permite ser feliz practicamente nunca. Y por supuesto, debido a esta excesiva inseguridad constante aparece el yo hiper soberbio que no entiende por que le pasan las cosas malas que le pasan, si es casi perfecto, y no le falta nada nunca.
Definitivamente, no es lindo que constantemente la forma de pensar te cambie inconscientemente por las personas que estan pasando en tu vida, y las situaciones que estas viviendo, basicamente eso me transforma en una persona cuyos sentimiento son moldeables a gusto de cualquier situacion o persona que decida aparecer en mi vida.
Lo peor de todo es perderme en la línea entre lo que soy y lo que no soy. Y esta no es una frase para hacerme la linda, ojalá lo fuera. Es porque lamentablemente es real, es despertarme e intentar buscarme, intentar llenar vacíos emocionales con cosas banales y efímeras que duran menos en mi alma que siquiera nombrarlas.
martes, 7 de junio de 2022
hacer(me) mal ///06/05/18
Hay personas que cuando empiezan una nueva etapa de su vida, o deciden escribir de cosas distintas se hacen un nuevo Blog o Web. Pero yo lamentablemente no puedo hacer eso, siempre escribí lo que me salio de adentro, no puedo cambiar de blog porque sigue siendo la misma yo, por más que la esencia sea distinta, por más que yo sea casi otra.
Comúnmente, la gente cuando decide relatar cosas muy trascendentales o tristes, las escribe en pasado, cuando el duelo ya ocurrió, y las cosas son distintas, mejores.
Pero como hoy estoy especial para las excepciones, ese no es mi caso. Sinceramente espero escribir lo mismo como anécdota que me sirvió para cambiar algo de mi vida, y no como el primero de muchos lamentables capítulos tristes que coronaron mi tierno paso a la vida universitaria.
Es un 30 de Marzo y hace mucho calor para mi tristeza. Tristeza porque traje todos Jeans desde Buenos Aires con la ilusión de no tener que usar shorts (que de todas formas no iba a usar porque ninguno de los míos me quedaba).
Pasaron casi dos meses desde que me fui a estudiar, una experiencia maravillosa en la que me adapté a vivir solita, a hacer mis cosas, y logré mi primer objetivo: aprobar el ingreso a la Carrera de Medicina. Todo era flores y colores cuando se los contaba a mis familiares y amigos quien me preguntaban como estaba, porque por supuesto yo decía que estaba muy feliz y muy bien.
Había aumentado de peso, mucho más de lo normal. "Lo normal" porque yo toda mi adolescencia viví pensando que estaba más gorda que "antes", un antes que existió solo durante un feliz mes donde logré bajar bruscamente de peso y mantenerlo por esos treinta días donde me sentí una mina en serio. El resto del tiempo que transcurrió en estos dos años, fui muy miserable conmigo misma, y hoy en dia miro fotos de quinto y sexto de secundaria y encuentro cuan mal estaba en cada foto. Por supuesto las cosas van existiendo e instalándose en uno de forma paulatina, al principio no son más que una leve molestia.
En fin, mi objetivo es contar lo que me pasa ahora, pero esta situación es resultado de un mal manejo de mi vida durante las casi dos décadas que llevo en el mundo.
Estuve toda esta semana previa a la semana previa a Semana Santa con una preocupacion incesante en mi cabeza, que no me permitia dormir en paz. Sabia lo que era, pero no lo queria admitir: me tocaba salir a la noche, a un boliche, con ropa ajustada y corta, cinco horas parada todo el tiempo alrededor de gente sintiendome observada, obligada a bailar y a demostrar que la estaba pasando bien, tomando alcohol y viendo por supuesto los delgados cuerpos ausentes de grasa de mis amigas y todas las mujeres del boliche.
Conforme se acercaba el tan esperado dia, yo tenia ganas de salir, muchas, pero me ponia nerviosa la situación, ya sabia lo que iba a pasar, las ansias se aumentaron y la preocupación también.
El sábado llego y yo estuve mal todo el día, había decidido que no iba a salir, que me negaba a probarme la ropa. Por supuesto, como buena histérica y con cero fuerza de voluntad, las diez de la noche llegaron y mis ganas de salir también, esperando que no ocurra lo inevitable.
Hice pis, para bajar la panza, pero igual había comido un montón en la cena un rato antes: estaba convencida de que no iba a salir, me puse una faja, me la saque, me puse una mas ajustada, me puse el short y la remera con la que pensaba salir. me solté el pelo, y estaba lista para empezar a maquillarme. Secádome la cara después de lavarme fue cuando ocurrió, el vistazo al espejo y el suceso que inconscientemente sabía que iba a pasar: estaba demasiado gorda, la grasa me saltaba, me saltaba descontroladamente, el short no me tapaba el culo, y no tenia ninguna remera para disimular mis brazos anchísimos.
Fue la explosión de los putos dieciocho años de vida, del sentirme gorda desde mi pre adolescencia. No podía creer como había llegado a esto, como me había dejado estar de tal manera, tan poco me quería para llegar a pesar mas de 90 kilos con menos de 20 años?
El nudo en la garganta me pesa, y el corazón me duele mucho mas de lo que debería. Lamentablemente, me acabo de dar cuenta que no es estar gorda, es la punta del iceberg, que una persona normal no está tan obsesionada con algo, que mi vida empieza y termina con el numero que la balanza me devuelve. Y en este momento juro que en mi cabeza no entra duda mas grande, como llegue a estar tan jodida?!?!
Lo único que pido por favor, es sacarme veinte kilos de encima, veinte kilos de pensamientos y creencias erróneas, y escapar corriendo de este cuerpo, por favor, devuélvanme el mío, quiero mi vida de vuelta... el problema es que no estoy segura de a quien se la tengo que pedir.
Si, necesito escapar de todo lo que me hace mal, de todo lo que me hago mal.
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